Buenos Aires (prensa CRA) Por estos días, nuevamente la Sra. Presidente ha recuperado la utilización del término “desojizar”. Esta vez en su visita a China -país que concentra la demanda más importante de nuestra producción sojera – su mención, nuevamente, ha sido cuanto menos desafortunada.
En efecto el aceite de soja es el principal producto que Argentina exporta a China y detrás de cada tonelada exportada existe una impresionante cadena de trabajo, actividad económica, tecnología, inversión e ingresos de divisas cuyos efectos alcanzan no solo a los productores agropecuarios, que no debiera ser castigada ni desde los hechos ni tampoco desde la utilización maliciosa del idioma.
Los hombres y mujeres que trabajan todos los días en los distintos eslabones de la cadena que hacen una tonelada de soja que se exporta – ya sean investigadores, científicos, industriales, transportistas, trabajadores, comerciantes, empresarios de distintos rubros y por supuesto contratistas y productores agropecuarios entre muchos otros – han optado por una vida de trabajo cierto, digno y con esperanzas, invirtiendo sus ahorros en el país sin especular con el asistencialismo o el favor del puntero de turno.
Recorrer el interior productivo permite asumir con conciencia plena que la soja, hoy dinamiza la vida económica y constituye un motor de la expansión real del interior del país. Y este efecto tan claro en los pequeños pueblos, también hoy se nota y se siente en las grandes ciudades.
Llamar a desojizar, es no entender lo que pasa o aún peor, pretender desarmar un esquema virtuoso de trabajo y producción, No nos extraña. Gran parte del crecimiento de la soja es consecuencia de las deliberadas intervenciones de este gobierno con otras producciones a las que se les ha condicionado su futuro y no sería novedoso que desojizen al país primero con las palabras y finalmente con las políticas.
En la Argentina que vivimos, antes que “desojizar”, habría que desarraigar la corrupción, terminar con los negocios de amigos, volver a darle a las instituciones su sentido ético, respetar la Constitución y las leyes, para así generar la confianza que permita un país con mayor inversión, con más fuentes de trabajo, con mayor desarrollo cultural, económico y social.
Pero claro pareciera una vez más que para este gobierno siempre es más fácil deshacer que construir.