Inédito no solo en la Argentina sino para otros países de América Latina.
Bienest.AR es un protocolo que permite evaluar el bienestar de los animales en los sistemas de engorde a corral del país, en forma estandarizada. Desarrollado por el INTA con el apoyo del IPCVA, se basa en Welfare Quality®, un protocolo independiente pionero en Europa, empleado en distintas cadenas de producción animal.
El protocolo del INTA ya cuenta con quince especialistas entrenados para acompañar el proceso de mejora en los engordes a corral. “Hacemos un diagnóstico del establecimiento evaluando, por ejemplo, la comodidad de descanso a partir de las placas de barro presentes en el bovino y el confort térmico según su grado de jadeo. También proponemos medidas correctivas”, afirma Leandro Langman líder del programa.
Los protocolos disponibles en otros países utilizan métodos que no siempre son aplicables a los engordes de la Argentina.
“Junto a una treintena de especialistas del país y del exterior, tomamos como base uno desarrollado en Europa, muy reconocido, y luego de tres años de trabajo, ajustándolo a los modelos locales, presentamos Bienest.AR, ”, afirmó Langman. Y agregó: “Algo estratégico es que contamos con investigadores europeos, que nos transfirieron el know-how de algunas cuestiones claves”.
Bienest.AR contempla una evaluación integral del sistema de engorde considerando alojamiento y sectores de manejo asociados, alimentación, salud y comportamiento del ganado.
Cada uno de estos principios es analizado mediante criterios e indicadores para arribar finalmente a una calificación global del establecimiento.
Medir la presencia de barro en los flancos del animal
En Argentina recurrieron a indicadores alternativos para diagnosticar comodidades. “Nosotros evaluamos si el animal encuentra una superficie seca para echarse, o sea, medimos la presencia de barro. Si le quedan rastros en los flancos, la superficie no es la ideal para su confort”, explicó. Para ello, toman al azar un número fijo de cabezas por corral, dependiente del tamaño del rodeo, y estiman visualmente qué porcentaje de placas de barro tienen, tanto sólidas, las más crónicas, o líquidas, las más recientes.
“Si el animal, tiene más de 50% de barro líquido en la superficie analizada, o más de 25% de placas ya secas, no es aceptable”, advirtió Langman, aludiendo a las importantes pérdidas en la ganancia diaria de peso que ocasiona esta dificultad en los feedlots, entre otras cuestiones.
Para medir la comodidad de descanso también se chequea la presencia de barro en los corrales. “Si un animal tiene 4,5 metros cuadrados de superficie seca, más allá del área embarrada, se considera que el confort es aceptable”, apuntó, detallando que todos valores utilizados se basan en publicaciones científicas y técnicas, además de la consulta a expertos.
Manejo apropiado para carga y descarga
Un motivo de orgullo de los desarrolladores de Bienest.AR es haber agregado al monitoreo de la calidad del alojamiento, como incluye el protocolo europeo, el de sectores de manejo apropiados para la carga y descarga de los animales. Evalúan entre otras cosas,si la rampa cuenta con un sistema antideslizante, el grado de pendiente y el terraplén para subir al camión, cuestiones que evitan pérdidas de calidad en animales y accidentes en personas.
“Además, medimos vocalizaciones en la manga, previo a la balanza o al cepo, lo que nos da la pauta de si hay buena relación humano-animal”, cuenta Langman.
Medir confort térmico es primordial
Otro criterio novedoso, también relacionado con el alojamiento, es el confort térmico. “El protocolo europeo no incluyó esta medición. En nuestro caso, para estrés por calor, evaluamos el jadeo entre las 12 y las 16hs, mediante una escala de 3 puntos, resumiendo la original de 8 puntos desarrollada por investigadores australianos”, sintetizó, con relación a un aspecto cada vez más importante para la ganadería intensiva ante los avatares del cambio climático.
Según Langman, todos estos criterios e indicadores hacen que Bienest.AR sea inédito no solo en la Argentina sino para otros países de América Latina. “Algunas empresas ganaderas de Brasil, Uruguay, Chile y México, incluso de Australia, utilizan protocolos generales, pero no cuentan con una herramienta específica para el feedlot. Hay oportunidad para escalar nuestra iniciativa”, subrayó.
El protocolo está disponible en la web del IPCVA
Debe ser aplicado por personal capacitado para estandarizar las mediciones. “Por lo pronto, los evaluadores entrenados somos 15, todos hemos trabajado en el proyecto y ya podemos brindar servicios al productor. Lo visitamos y hacemos un diagnóstico del establecimiento”, reveló, indicando que el plan es preparar más técnicos, incluso personal de los feedlots, durante este año, finalizó Langman.