A 50 años de su construcción se erigen como un hito de la conservación de suelos en la Argentina.
Por Aldo Puig
La Estación Experimental Agropecuaria INTA Paraná celebra la construcción de este dispositivo que brinda información para dar gestión al principal problema de degradación ambiental de la provincia de Entre Ríos: la erosión hídrica. Con motivo de cumplirse 50 años de funcionamiento ininterrumpido realizaron un acto institucional el 5 de octubre.
Fueron construidas y puestas en funcionamiento en 1971, en el marco de un convenio con la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), con el objetivo de generar información para aplicar la Ecuación Universal de Pérdida de Suelo y controlar la erosión hídrica.
No podemos hablar de las Parcelas de escorrentía del INTA Paraná sin recordar a Luis Alberto Nani, el hombre que las vio nacer, puso en funcionamiento, recolectó e interpretó los primeros datos. Jubilado de la institución, falleció en la ciudad de Paraná. Como homenaje y reconocimiento reproduzco parte de la entrevista que está publicada en el libro El Legado.
Nació en Colonia Rivadavia, Distrito Tala, Departamento Paraná. Hijo de productor agropecuario. Completó la escuela primaria en el campo, luego concurrió a la Escuela Normal Rural, Bautista Alberdi de Oro Verde, que era una de las pocas escuelas con internado para la gente de campo. Obtuvo su título de Maestro Normal Rural y ejerció casi tres años en distintas escuelas de campo. Luego del servicio militar se decidió a dar un pasito más y comenzó la carrera de Ingeniería Agronómica en Corrientes. No había e tiempo ni dinero que perder así que se recibió exactamente en cinco años y volvió a Paraná.
Al poco tiempo lo nombran en el INTA Pergamino, Buenos Aires, pero como estaba en marcha el nuevo Proyecto de suelos, la institución lo envía a Entre Ríos y comenzó a trabajar en el área de Investigación de suelos de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná.
-“Ingresé en el año 1969. Esto recién comenzaba y había que formar los grupos de personas. La visión que tenía el Director Urbano Rosbaco era que la erosión constituía un problema muy serio y había que resolverlo. Teníamos que ensillar y salir a caminar los campos. Estaban trabajando en ese momento Héctor Grandi, Egidio Scotta y Alicia Codromaz. René Benavides estaba haciendo su doctorado en Francia”, cuenta Nani.
Se hizo una planificación de los estudios que correspondían hacer en esos momentos. Los técnicos de la FAO determinaron que se necesitaban datos de lo que se denominan parcelas de escorrentía. No se sabía cuanto suelo y agua se perdía. Se determinó construir las parcelas de escorrentía para medir el escurrimiento de agua y de tierra. Se comenzó en el año 1970 y en el 71 comenzaron a funcionar. Luis Alberto Nani, era el responsable del Proyecto de investigación por planes de trabajo. Lo acompañaban los Ingenieros Moresco y Beney.
Datos concretos
En realidad había dos funciones: una era medir la pérdida de suelo y agua por el largo de la pendiente y después por efecto de los cultivos y su manejo.
-“Uno al poco tiempo empieza a tomar datos y visualiza que se pierden en un suelo desnudo por ejemplo 50 toneladas de suelo por año, pero todo eso depende de las condiciones climáticas del año, por eso se necesitaba tener por los menos un registro con datos de 10 años de mediciones y continuidad en el trabajo. Es la única forma de tener datos valederos y de cierto peso. Datos de pérdida de suelo, agua y nutrientes que sirvieron de base a los Extensionistas que los replicaban en el campo. Se mostraba claramente las diferencias que había de acuerdo al manejo que se hacia del suelo y que cultivo se ponía sobre él”, dice Nani.-
Los datos de las parcelas llegan a técnicos y productores
El tema era como llevar los datos obtenidos por medición en las Parcelas de Escorrentía al campo de los productores. En esos años los cultivos tradicionales eran maíz, trigo, lino y pasturas.
-“Empezamos a llevar los datos a distintos lugares. Así llevamos trabajos de pérdida de suelo y nutrientes a la VII Reunión Argentina de la Ciencia del Suelo, Bahía Blanca, del 1 al 6 de diciembre de 1975 y sucesivamente estuvimos presente en otros lugares del país. El Grupo de Investigación en Suelos del INTA Paraná comenzó a tener reconocimiento nacional. En el país no existen otras Parcelas y los resultados son importantes. Por el trabajo y las investigaciones se nominó a Paraná como sede del IX Reunión Argentina de la Ciencia del Suelo, “Vigésimo Aniversario de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo” que tuvo lugar entre el 15 y el 21 de septiembre de 1980”, dice Nani.
Capacitar a los profesionales era muy importante
Nani recuerda que en el año 1981 se dicta el primer curso para graduados. Además se viajaba por distintos lugares de país como Tucumán, Misiones, Santa Fe, Formosa. “Los profesionales instructores al principio en el año 1983 éramos Scotta y yo. Luego se agregó el Geólogo Carlos Vesco y ya en el año 1986 los instructores en estos viajes fuimos Nani, Scotta, Julio Butus, Hugo Tasi y el Ingeniero Químico Mario Barreca”.
Las cosas se logran si hay continuidad
En el año 1987 Luis Nani dejó su trabajo como investigador para dedicarse exclusivamente a las actividades gerenciales, dando paso a gente nueva y con mucha capacitación que tomaron la posta.
-“Lo que uno hizo es apenas un granito de arena en este gran tema. Mi reconocimiento es para los productores y los técnicos de la actividad privada que son los que llevaron a la práctica este tema. Uno aporto dentro del conocimiento lo que pudo dilucidar modestamente, pero hubo mucha gente, acciones del Gobierno y entidades e instituciones que ayudaron mucho para que la erosión se controle. Cuando comenzamos no teníamos ni idea que podíamos arribar a estos resultados porque en ese tiempo no lo veían como un problema serio y hubo que pedalear mucho. Quisiéramos que haya mucho más hectáreas con terrazas, pero con el tiempo las cosas se logran si hay continuidad en el trabajo, así que no hay que perder las esperanzas” fueron las reflexiones finales del hombre que dedicó su vida al INTA.-
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Qué son y cómo funcionan las parcelas de escorrentía
“Las parcelas miden cuatro metros de frente y 25 de largo con una pendiente natural de 3,5 %. Fueron construidas con bordes laterales de mampostería y con la pared de fondo desmontable para facilitar el ingreso de las maquinarias. Cada una posee un embudo con tubo colector que desemboca en dos piletas receptoras de escurrimientos”.
“Después de cada lluvia que genera escurrimiento, se mide el volumen de agua escurrido en las piletas colectoras en cada parcela, midiendo la altura de agua en cada pileta. Se toman muestras para filtrar en laboratorio y analizar características del agua desplazada, así como cantidad de sedimentos. Se analiza la relación escurrimiento/lluvia en función de las diferentes secuencias o momentos del ciclo de los cultivos. Así, se establece el porcentaje de lluvia que ingresa al suelo o precipitación efectiva. También, se realizan periódicamente muestreos de suelos, rendimiento y producción de biomasa de los cultivos, entre otras mediciones”, detalla Carolina Sasal, especialista gestión ambiental del INTA Paraná y una de las referentes de las parcelas de escorrentías.
El Libro El Legado de Aldo Puig, cuenta la historia de hombres y mujeres considerados pioneros en desarrollar, impulsar y aplicar prácticas conservacionistas para preservar el suelo, que es la base del aparato productivo más importante de la provincia de Entre Ríos.