Cada 7 de julio se celebra en la Argentina el “Día Nacional de la Conservación del Suelo”, el cual fue establecido en 1963 en memoria del fallecimiento de Hugh Hammond Bennet, quien trabajó para promover un uso sostenible de ese recurso crítico luego del desastre ecológico generado por la erosión eólica en la década del 30 del siglo pasado en el Medio Oeste de EE.UU. (“Dust Bowl”).
Gracias a su labor, el 27 de abril de 1935 el Congreso de EE.UU. aprobó –sin un solo voto en contra– la Ley de Conservación de Suelos, por medio de la cual se creó el Servicio de Conservación de Suelos (actualmente el Servicio de Conservación de Recursos Naturales) en el ámbito del Departamento de Agricultura de esa nación, del cual Hugh Bennett fue su primer director.
Las dos principales instituciones agropecuarias técnicas de la Argentina nacieron precisamente con el propósito de cuidar el suelo para asegurar la sostenibilidad de la producción.
A fines de la década del ’50 del siglo pasado los productores del oeste bonaerense Pablo Hary y Enrique Capelle convocaron a pares de la zona para crear el primer grupo CREA con el propósito de buscar entre todos una solución para detener la erosión de los suelos en el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires.
Algunas décadas después, en 1989, nació la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) con el propósito de difundir una tecnología conservacionista, de la cual Argentina es actualmente líder mundial. En el 2018 Misiones con la “Ley del Suelo” creó el Instituto Provincial del Suelo, que tiene como principal objetivo difundir las buenas prácticas agrícolas y la conservación del suelo.
En la última década se comenzó a difundir el uso sistemático de cultivos de cobertura o de servicio en las rotaciones agrícolas, los cuales, además de contribuir a mejorar el control de malezas problemáticas, se emplean para mejorar la estructura física e incrementar los niveles de materia orgánica presentes en el suelo, entre otros muchos beneficios.
Fuente: Bichos de Campo