Posadas, Misiones | Frontera Jesuita | La doctora en Ciencias Aplicadas Romina Coniglio, investigadora del Instituto de Biotecnología de Misiones (IMBIOMIS), visitó Frontera Jesuita para anticipar detalles de su investigación sobre auricularias con el buscar determinar la cantidad de antioxidantes que tienen y desarrollar un sistema de cultivo.
Coniglio consideró que las auricularias además de ser sabrosas tienen numerosas propiedades nutricionales: 60% de carbohidratos, 20% de proteínas. “Lo importante de los hongos es que tienen los aminoácidos esenciales que necesitamos comer, puede ser una alternativa para el reemplazo de la carne. También tienen vitaminas (como la B1, B12), y lo más importante es su capacidad antioxidante, lo cual lo convierte en un alimento nutracéutico -compuestos o sustancias naturales que tienen acción terapéutica-”.
La investigadora afirma que esta especie de hongos ya se encuentra en el Código Alimentario Nacional, por lo cual es “un alimento seguro”.
Con dos líneas de trabajo en marcha Coniglio busca por un lado desarrollar -a partir de sus investigaciones- el cultivo de hongos comestibles a partir de residuos agroalimentarios y determinar las propiedades antioxidantes de las mismas.
Vale decir que en Misiones ya hay productores que ya tienen sus primeras experiencias en cultivar hongos comestibles como girgolas y shitake. Las investigaciones de Coniglio buscan sumar más información para poder cultivar auricularia, a partir de cepas con origen en Misiones y una caracterización apropiada.
En este proceso de investigación, la doctora expuso que están analizando siete cepas, de las cuales una de ellas es albina. “Seis son marrones y una no tiene color. Le hicimos la identificación a nivel molecular para estar seguros de que sea de la misma especie”.
Agregó que si bien la auricularia existe en todos lados, las propiedades pueden ser distintas. “Esto quiere decir que las auricularias de Misiones y China no son las mismas. La especie misionera tiene sus propias características”, remarcó.
En cuanto a la demanda de los hongos comestibles en Misiones, la investigadora considera que en Misiones se debería capacitar a la gente para que produzca hongos. “Se puede generar oferta porque creo que hay demanda. A cualquier que le preguntás si está dispuesto a probarlo, lo haría. Antes había más una microfobia, no lo miro, no lo toco pero fue cambiando. Hay lugar para el hongo comestible, aunque todavía no se da el boom y la producción de hongos no es tan complicado, además creo que se puede avanzar”, insistió.
“Misiones es el paraíso de los hongos. En IMBIOMIS se trabaja con hongos para muchísimas aplicaciones, aprovechamos toda la diversidad que hay y se aprovechan todas las líneas que existen, no solamente los alimenticios”, remarcó.
En la búsqueda de nuevas líneas de trabajo, Romina Coniglio cuenta empezó a indagar sobre los hongos comestibles, “hongos misioneros comestibles, que hasta el momento no estaban siendo estudiados a nivel científico, nivel laboratorio o prácticamente nada. Entonces escribí un plan de dos años -que es lo que nos pide CONICET para hacer nuestro post doc- me continuó dirigiendo el doctor Zapata pero me co dirige Edgard Albertó -Doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA)- con su asesoramiento escribimos este plan y nos metimos de lleno en este mundo de los hongos comestibles de Misiones, desde abril de 2018”.
Avanzando con la investigación, “me encontré -en este tema de los hongos comestibles- que a las reuniones no concurren solamente científicos sino también productores, lo cual para mi esto es nuevo sino el productor está muy aislado y este tema -las reuniones- lo que hace es poder acercarse a las cocinas, a los productores de lo cual se aprende mucho, no solamente de cómo se trabaja en los laboratorios sino también en el campo, en las cocinas, en las casas”.
Trabajo de campo. “El primer paso de la investigación fue ir a aislar en el monte las auricularias, es un proceso bastante complicado, las cepas de los distintos tipos, de los distintos organismos los encontré en Iguazú. Ahí me acompaño el micólogo Emanuel Grassi, del IMIBIO y como en la Argentina los micólogos -investigadores de hongos- no somos muchos, entonces nos conocemos entre todos, a las reuniones científicas vamos todos, nos encanta, nos juntamos, charlamos. Durante esa tarea aislamos un montón de organismos, de auricularias, que son unos hongos gelatinosos que crecen en troncos, pie y ramas caídas”, contó sobre el proceso de aislamiento.
Desde su tesis de grado investiga la aplicación de hongos para la elaboración de bioetanol “Arranqué analizando Enzimas fúngicas -o sea enzimas de hongos- para la producción de bioetanol, hice la tesis de grado de Licenciatura de Genética y la doctoral con ese tema. Cuando me doctoré sentí que ese tema estaba agotado para mí y me puse a buscar otras alternativas, siempre trabajando con hongos, que son mi pasión desde que descubrí el mundo de los hongos”, relató.
Por Paola Villalba
Foto: Gentileza de Romina Coniglio
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