Posadas, Misiones | NDN | La reconocida experta Edith Obschatko dedicó sus libros a la gente del INTA, que ama lo que hace. «Es que hay pocos organismos con la legitimidad y el prestigio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, palanca del salto tecnológico que se logró en el campo», dice Silvia Naishat en una nota publicada HOY en Clarín.
Fue Raúl Prebisch quien recomendó en 1956 su creación en momentos en que las exportaciones agropecuarias eran flojas. Arturo Frondizi lo puso en marcha como ente autárquico y participación de los productores en la conducción. Desde entonces, las credenciales del INTA son sus aportes tecnológicos de renovada vitalidad. «Pero hay ruidos raros», dice Naishat.
Como en las comunidades científicas, allí se discute todo. Y como en las mejores familias, puertas adentro. Un informe sobre ganadería, del que dio cuenta Clarín Rural, fue un indicio de la intención de neutralizar algunos contenidos, según profesionales que pidieron no ser mencionados. En 2009 trascendieron presiones para “no difundir reportes climáticos y exagerar con la sequía”. Los expertos se quejan de pedidos “sin sentido” para nutrir el Programa Agropecuario. “En un país donde se desmanteló el INDEC, es lógico que haya temor en el INTA”, señalaron. Y si los documentos del INTA se tomaban como la Biblia, las entidades comenzaron a pedir otros, pese a que tienen representantes en el directorio. Así, encargaron una réplica al de la ganadería a los grupos CREA. Máximo Bontempo, gerente de Comunicaciones del INTA, niega el clima enrarecido y destaca la libertad del lugar que produce conocimiento.
El INTA cuenta con 16 institutos de investigación, que son envidia regional. Exportó el programa Pro Huerta al devastado Haití, métodos para la producción ganadera a Kazajstán, sistemas de siembra directa a la India y Sudáfrica y asistencia a Venezuela. El plantel es de 6.657 personas de las cuales 44% son profesionales y el 25%, técnicos. Después de la ANSeS son los mejor pagos, con sueldos de $ 14.000 para los científicos.
La nota de Naishat en Clarín es clara. En 2011 se juega otra disputa: vence el mandato de Néstor Oliveri, el director nacional, segundo en la cadena de mando, en un cargo que se cubre por concurso y define las líneas de investigación.
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